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23 de mayo de 2009

Lo que la Influenza nos dejó


Dicen que después de la tormenta viene la calma, pero pues en este caso no aplica… Desde que la Ciudad se declaró en contingencia sanitaria a raíz del descubrimiento del virus A H1N1 todo se ha convertido en un caos, entre xenofobia, restricciones para acudir a diversos lugares y ahora hasta desmanes en los diferentes reclusorios del DF.

El último altercado se suscitó el pasado martes 19 de mayo en el Reclusorio Sur después de que los internos se manifestaran quemando colchones, un refrigerador y hasta una caseta de vigilancia del penal además de que los familiares estuvieran armando escándalos fuera del mismo lugar y todo porque querían entrar a ver cómo se encontraba “su respectivo reo” ante esta crisis sanitaria.

Se argumentó que lo que urgía era pasarles la comida que ellos necesitan, pues la que reciben en ese (y en el resto de los centros penitenciarios) es deplorable, pero ¿qué a caso estar ahí dentro amerita llevar una vida de reyes?

Ante esta situación, autoridades del penal acudieron como su deber lo amerita o como la costumbre se los indica… a puro golpe, pues fueron captadas imágenes de oficiales agrediendo a los internos para luego desnudarlos en el patio del penal y dispararles con balas de goma.

Es evidente que el que los reos ya estén ahí forma parte de alguna sanción y las manifestaciones (en lo personal) me parecen sólo una forma de llamar la atención y causar lastima ante quienes nos encontramos del otro lado del cristal, pero eso no justifica tal respuesta por parte de las autoridades competentes.



Los encargados de dicha golpiza son los miembros del Grupo Táctico Tiburón, quienes según palabras de la subsecretaria del Sistema Penitenciario del Distrito Federal, Celina Oceguera Parra, jamás abusaron del poder a pesar del desnudo y agresiones que los reos padecieron.



Y claramente, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal también tenía que actuar ante este terrible caso… ¡caray! pobres de nuestros reos, tan mal que la pasan por estar ahí dentro injustificadamente como para que todavía las autoridades nos los agredan más, ¿un poco de piedad no?